Para muchas empresas, la nube se convirtió en la única ruta al mercado para la implementación de nuevas aplicaciones. Logra mayor agilidad, escalabilidad, rendimiento y un acceso más rápido a tecnologías innovadoras. Todo esto para ayudar a los negocios a ganar ventajas competitivas. Como consecuencia, los datos y las aplicaciones ahora se encuentran en múltiples entornos de nube, tanto en nubes públicas y privadas, infraestructura extendida, plataformas y software como servicio (IaaS, PaaS y SaaS respectivamente).
Según la empresa de investigación IDC® más del 85 % de las organizaciones de TI para empresas contará con una estrategia de nubes múltiples en 2018.1 Sin embargo, a pesar de esta tendencia, aún existen barreras que retrasan su adopción, y la seguridad continúa siendo la principal preocupación. Además, a pesar de que los controles de seguridad nativa en la nube pública proveen cierto grado de control de acceso y gestión de la identidad, las brechas en la seguridad suelen ser consecuencia de un uso incorrecto, de errores de configuración o de amenazas avanzadas.